De Mónica Puig y el éxito: una reflexión sobre la fortaleza mental

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Uno de los libros que me encuentro leyendo actualmente es “HBR’s 10 Must Reads: On Mental Toughness”, una compilación de ensayos del Harvard Business Review sobre la fortaleza mental. El primer ensayo del libro se titula “How the Best of the Best Get Better and Better” y está escrito por Graham Jones, un prominente psicólogo deportivo. En su ensayo, una de las cosas que Jones discute como parte de lo necesario para estar entre los mejores de un deporte es la importancia de celebrar las victorias. Sobre esa celebración, Jones indica que “… is more than an emotional release. Done effectively, it involves a deep level of analysis and enhanced awareness. The very best performers do not move on before they have scrutinized and understood thoroughly the factors underpinning their success.”

Mónica Puig está actualmente en la posición número 102 del ranking de sencillistas de la Women’s Tennis Association (WTA) y en la número 444 del ranking de doblistas de la WTA. Su mejor ranking como sencillista lo obtuvo en 2016 cuando llegó a estar en la posición número 32. Ese mismo año, ganó la medalla de oro representando a Puerto Rico en sencillos femeninos en las olimpiadas celebradas en Rio.

Foto: Straffon Images

Foto: Straffon Images

Para 2016 ya me había convertido en una fanática del deporte del tenis que consumía vorazmente juegos televisados. Vi todos los juegos de Mónica en esas olimpiadas y tengo que decir que jugó el mejor tenis de su vida, hasta este momento. El día que ganó la medalla de oro, que además es la primera medalla de oro ganada por un atleta representando a Puerto Rico en unas olimpiadas, estaba quedándome en Rincón, Puerto Rico y fui a un negocio llamado Café 413 a ver el juego. Todos los clientes de Café 413 estábamos allí viendo el juego de tenis. Aficionados del deporte y gente que no sabía llevar la puntuación porque no conocía de tenis, todos celebramos como locos cuando Mónica ganó.

La celebración por la primera medalla de oro de Puerto Rico duró semanas. Siento la obligación de hacer una pausa aquí y explicarles cómo y por qué, en mi opinión, los puertorriqueños depositan en el deporte una gran parte de lo que los constituye como pueblo. Puerto Rico es, legalmente hablando, un territorio de los Estados Unidos de Norteamérica. Eso ha tenido efectos de todo tipo, incluyendo, en mi opinión, una valoración inmensa por los atletas que obtienen victorias importantes en sus deportes representando a Puerto Rico. Y así como los celebran, así mismo les exigen y les ponen el ojo a esos atletas una vez han entrado en su radar.

Esa valoración inmensa por las victorias de atletas con la camisa de Puerto Rico se desbordó con la victoria de Mónica Puig, que representó además la primera medalla de oro en unas olimpiadas para Puerto Rico. Ciertamente, Mónica hizo historia. Y en su reconocimiento y para celebrarla hubo caravanas, conciertos, más caravanas, entrevistas, portadas de periódico, más caravanas, anuncios de televisión, nuevos auspiciadores, más caravanas. Hubo hasta un juego de exhibición entre Mónica Puig y Maria Sharapova en el Coliseo de Puerto Rico en el que Tito Auger entonó “Boricua en la luna” para la medallista dorada. En fin, todo un mar caribeño de celebraciones.

Dice Jones que “[d]welling on success for too long is a distraction and, worse, leads to complacency. Celebrate – but push on. Don’t’ get stuck in the rituals of success. At the end of the day, getting to the next level of performance is what celebrating is really all about.” Cuando leí esas oraciones en el ensayo de Jones no pude evitar pensar en Mónica Puig. De hecho, la propia Mónica admitió que le había costado enfocarse luego de ganar la medalla de oro : “[p]art of me wants to move on and focus on the bigger things that I have in front of me and what I want to tackle next, but another part of me just want to relive that moment.”

Desde 2016 hasta hoy, su carrera ha tenido momentos difíciles y Mónica no ha encontrado ni la fortaleza mental ni ese tenis maravilloso, consistente y agresivo que le ganaron la medalla de oro en Rio 2016. De hecho, en 2019, en un acto de maravillosa valentía y candidez, Mónica compartió que batalló con la depresión luego de su inesperada y celebrada victoria en Rio 2016. Y es que es complicado ser un atleta que obtiene una victoria importante en su deporte representando a Puerto Rico y no quedar, como dice Jones, atrapado en los rituales del éxito en un país que, ante su situación colonial, deposita gran parte de su orgullo patrio en el deporte.

Cuatro años han pasado desde aquellas celebraciones históricas. Mónica ahora participa del programa My Tennis Life del Tennis Channel, un programa en el que los tenistas comparten con el público su día a día como jugadores profesionales de tenis. Me pregunto si esa participación no es parte de ese problema de quedar atrapado en los rituales del éxito… Yo que la vi jugar su mejor tenis aquella semana de 2016 en Rio sé que la calidad de juego para obtener nuevas e incluso más grandes victorias dentro del circuito está ahí. En mi opinión, lo que más hace falta trabajar es la fortaleza mental de la que habla Jones en su ensayo.  

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